Mi nombre es Mahoma Acepta que no hay mas dios que Allah y
que (Yo) Mohamed en su profeta. No hay mas espacio, Allah solo acepta el Islam
como religión y el que no la acepte debe morir.
La práctica islámica de la pedofilia la inició el propio
Mahoma, reconocido pedófilo, pero también zoofílico, misógino y con cierto
grado de homosexualidad. Mahoma tuvo once esposas y varias concubinas. Cuando
murió su primera mujer, Jadiya, en 619 d.n.e., coordinó la visita a las jaimas
de sus distintas esposas a lo largo de los ciclos menstruales de cada una de
ellas. Mahoma era un adicto al sexo, y le daba igual la edad, el género o
incluso la especie de los seres que él penetraba.
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Curiosa figura fue Mahoma. Este “hombre santo” y “profeta de
Dios” mató a cientos de personas con su propia mano o girando órdenes a sus
fanáticos seguidores, confiscó las propiedades de los muertos y convirtió a sus
mujeres y niños en esclavos para la venta. Tomó como “esposas” a algunas de las
viudas de sus enemigos asesinados. Tuvo 11 esposas al mismo tiempo e
innumerables concubinas y esclavas sexuales (cálculos moderados dicen que 25),
entre ellas a una niña de nueve años, a su propia prima hermana y a varias
prisioneras cautivas de enemigos derrotados. Sin duda, este personaje sagrado al
cual ni siquiera se permite dibujar de haber nacido en tiempos modernos habría
sido procesado judicialmente por sus múltiples crímenes
La vida de un típico líder sectario se representa por varias
acciones clásicas que podemos señalar en la gran mayoría. Un análisis sencillo
nos permitiría asumir, por sentido común, que Mahoma era en efecto un líder
sectario pues cumple con todos los requisitos que muestran estas figuras en la
dinámica social de las sectas.
Mahoma nace en el 560 en la Península Arábiga específicamente
en La Meca[2], centro de comercio y de peregrinaje sagrado para las religiones
paganas preislámicas. Analfabeto de nacimiento, cuando adulto comenzaría a
escuchar las voces del Ángel Gabriel, a quien sólo él vería y escucharía, quien
le dijo que era el nuevo profeta de Dios. Ya antes Mahoma había estado en
contacto con cristianos y judíos que pululaban en La Meca y por sus viajes de
negocios a diferentes partes del mundo, como Siria y Palestina, por lo que
sabía bien como funcionaba el monoteísmo. Si Mahoma en efecto recibió mensajes
de un arcángel o sufría de esquizofrenia, no lo sabemos, solo digamos que a
diferencia de otros profetas previos como Abraham, Moisés y Ezequiel que
hablaban directamente con Dios sin necesidad de un intermediario, Alá nunca se
dignó a hablarle a Mahoma “cara a cara”. Otra cosa curiosa es que mientras
Moisés y Jesús y otros profetas monoteístas hacían milagros, Mahoma no hizo ni
uno. Ni una sola evidencia de que tuviera algún poder divino o sobrehumano.
Cuando le reclamaron esto, Mahoma adujo que el milagro era el Corán (aunque
cualquier mortal podía escribir un libro, o mejor dicho, dictarlo, pues Mahoma
no sabía escribir). Que fuera un analfabeto y supiera redactar un libro
supuestamente poético como el Corán, argumento que usan algunos mahometanos
para confirmar la identidad milagrosa de Mahoma, es realmente absurdo y solo
demuestra que Mahoma era un gran poeta de dotes narrativos. Se pensaría que
caminar sobre el agua o partir el Mar Rojo en dos son verdaderos milagros que
identificarían a un profeta divino y no ser un simple escritor, esto puede
alegrar mucho a Paolo Coehlo.
Mahoma corrió a darle la buena noticia a su esposa Jadiya,
su primera y en ese momento única esposa. Aunque Mahoma dudaba de su cordura Jadiya
le apoyó y dijo que él en efecto, había sido elegido como nuevo profeta de Dios
(Jadiya moriría poco después) y Mahoma entonces comenzó a predicar el Islam
(que en árabe significa la sumisión) en adoración a su dios. Naturalmente tuvo
la oposición frontal de la población mayoritariamente pagana de La Meca,
incluyendo sus gobernantes, pero también empezó a tener más y más seguidores.
Cuando se le reclamó que todos los profetas de Dios habían sido hebreos, Mahoma
adujo (sin prueba alguna o evidencia de ningún tipo) que él era descendiente de
Abraham. Pronto su prédica se volvió más agresiva y paranoica. Aquellos que no
aceptaban sus enseñanzas fanáticas eran tildados de hipócritas e infieles. Sus
seguidores comenzaron a generar tales disturbios que Mahoma y compañía fueron
expulsados de La Meca.
Para suerte de Mahoma los gobernantes de Medina, ciudad
vecina a La Meca, se convirtieron al Islam y lo invitaron a vivir ahí. El
escape de Mahoma a Medina se conoce como hégira y divide el calendario
islámico. Medina fue el primer estado islámico del mundo, así que las matanzas
y crueldades no se hicieron esperar.
Una importante tribu, los Banu Qurayza se negó a aceptar el
Islam y el liderazgo de Mahoma. Ante el acoso bélico islámico se atrincheraron
en su fortaleza y fueron asediados por 25 días, hasta que se rindieron. Por
órdenes de Mahoma todos los hombres fueron maniatados y llevados hasta unas
tumbas masivas que habían sido cavadas previamente, donde Mahoma hizo que los
decapitaran (una de las formas más dolorosas de morir), las mujeres y los niños
fueron convertidos en esclavos, entre ellas Rayhana, quien fue convertida en la
esclava sexual personal de Mahoma. Este le ofreció convertirse al Islam para
ser libre, pero como ella se negó, Mahoma la mantuvo como esclava y concubina
por el resto de su amarga vida.
La tribu rebelde de los Banu Nadir también se negó a
convertirse al Islam. Su líder, el poeta Kab ibn al-Ashraf, había escrito
líricas contra Mahoma lamentando la violencia perpetrada por este hombre. Ashraf
dijo: si Mahoma realmente ha matado a esa gente, entonces sería mejor ser
enterrado en la tierra que caminar sobre ella. Refiriéndose a la sangrienta
Batalla de Badr, tras la cual Mahoma y sus seguidores resultaron victoriosos.
La batalla fue provocada por los frecuentes saqueos que el ladrón de Mahoma y
sus bandoleros realizaban a las caravanas mecanas. Sin embargo, el bando
islámico derrotó al mecano. Mahoma ordenó la ejecución de los líderes que se
habían rendido y estaban prisioneros así como de dos mecanos cuyo único crimen
había sido lanzarle excrementos a Mahoma cuando este vivía en La Meca.
Pero los poemas de Ashraf de los Banu Nadir era un arma
contra la que Mahoma pronto tomaría su venganza también, pues la pluma es más
fuerte que la espada y, hasta la fecha, los mahometanos no creen en la libertad
de expresión ni de prensa. Cuatro musulmanes se hicieron pasar por enemigos de
Mahoma y por medio de engaños y mentiras, asesinaron a Ashraf por órdenes de
Mahoma quien, aparentemente, no tenía inconveniente en usar mentiras para
perpetrar un asesinato contra un hombre indefenso que fue ejecutado a traición
por un grupo numéricamente muy superior. Esto se repite era tras era, miles de
personas han sido asesinadas por ofender al Islam, al Corán o a Mahoma y sobre
otros escritores, pensadores y periodistas pesan fatuas y amenazas de muerte
por atreverse si quiera a expresar su libre opinión sobre Mahoma y el Islam,
que lo digan Salman Rushdie, Telima Nesreen, Ayaam Hirsi, Lars Vilks, Ayaan
Hirsi Magan Ali y Geert Wilders. Algunos, como Theo van Gogh, pagaron la
crítica al Islam con sus vidas. O que lo diga los yezidis, grupo religioso
minoritario entre los kurdos que ha sufrido toda clase de atrocidades siendo
las más recientes la Masacre de Mosul del 2007 donde milicianos islámicos
detuvieron un bus, bajaron a los musulmanes y cristianos y secuestraron a los
remanentes yezidis a quienes ejecutaron luego con balazos en la cara. Ese mismo
año y poco después más de 700 yezidis fueron asesinados y más de mil resultaron
heridos en ataques terroristas de bombas efectuados por fundamentalistas
mahometanos. Todo esto deriva en parte de la lapidación de una adolescente
yezidi llamada Du’a Khalid Aswad de 17 años por el crimen de haber sido novia
de un musulmán sunnita.
Pero volviendo al criminal Mahoma, poco después la tribu
Banu Nadir se negó a convertirse al Islam y se atrincheró en sus tierras. Las
fuerzas islámicas dirigidas por Mahoma destruyeron sus cultivos y los Banu
Nadir, azotados por el hambre, se rindieron. Mahoma los expulsó de Medina pero
confiscó sus tierras y pertenencias, dejándoselas para él.
El régimen de terror de Mahoma prosiguió. En 629 Mahoma y
sus huestes conquistaron el Oasis de Khaybar donde, nuevamente, expulsaron a la
población pero se quedaron con sus riquezas. Los habitantes de Khaybar eran
aliados de los enemigos de Mahoma y su líder, que también fue asesinado por
sicarios enviados por Mahoma, había escrito poemas contra él (parece que no
había escarmentado con la muerte de Ashraf). Algunos Banu Nadir se había
ocultado en el Oasis, uno de ellos fue el líder Kinana ibn al-Rabi, quien fue
torturado por órdenes de Mahoma para que revelara el lugar secreto donde su
tribu guardaba un tesoro, y al no lograr doblegarlo Mahoma lo decapitó, y luego
tomó a su esposa Safiyya bint Huyayy a quien obligó a casarse con él. Safiyya
ya conocía bien la crueldad de Mahoma pues el profeta había matado a su padre
antes.
Hasta acá podemos ver que el santo profeta del Islam es un
ladrón, un pirata, un mentiroso y un asesino. Actúa más como un líder de la
mafia que como un hombre santo pero, hay más. Las acciones de Mahoma hacia las
mujeres son también muy indicativas valga decir que según la versión islámica
oficial, la esposa favorita de Mahoma tenía nueve años cuando tuvo sexo con
ella por primera vez.
Si bien Mahoma estuvo casado por muchos años con su primera
esposa únicamente, tras la muerte de esta y ya convertido en Profeta, se dedicó
a coleccionar esposas, concubinas y esclavas sexuales. Una de ellas su propia
prima llamada Zaynab, a pesar de que el Islam prohíbe el incesto, razón por la
cual los detractores de Mahoma lo llamaron hipócrita. Zaynab estaba casada con
el hijo adoptivo de Mahoma, Zayb, quien le entregó su esposa al Profeta como
“regalo”, así que Mahoma además de primo era el suegro de Zaynab.
También se casó, como ya mencionamos, con varias prisioneras
tomadas en cautiverio tras la derrota de sus enemigos como “botín de guerra”.
El Islam permite tomar mujeres como botín tras una victoria militar. Algunas de
estas esposas son Juwariya (que iba a ser entregada a uno de los allegados a
Mahoma pero éste la “salvo”), Safiyya viuda y huérfana gracias a Mahoma, y
Rayhana (aunque hay debate sobre si Rayhana alguna vez fue esposa legítima o
solo esclava sexual, ya que nunca se convirtió al Islam). Por cierto que una de
sus esposas trató de envenenarlo como venganza por haber matado a toda su
familia.
Claro, no todas las mujeres de Mahoma eran sus esposas. La
esclava cristiana copta María al Quibitya fue tomada solo como concubina del
profeta y su hermana Sirin que fue entregada a uno de los socios de Mahoma.
Su esposa favorita, según nos cuenta la historia, era Aisha,
una infortunada niña que fue dada en matrimonio a Mahoma a los seis años, y que
consumó el mismo a los nueve. Los sarracenos siempre han tratado de justificar
de diferentes maneras el comportamiento pedófilo de Mahoma al violar a una niña
de nueve años cuando consumó su matrimonio. Se ha justificado que las tribus
árabes casaban a sus hijas a edades muy tempranas, que las niñas árabes
alcanzaban la pubertad a esa edad (algo biológicamente insostenible, si bien
hay casos excepcionales de niñas que alcanzan la pubertad antes de los 11 años,
no hay evidencia científica ni parece creíble que toda una raza humana se
caracterice porque sus niñas alcanzan la pubertad antes que el resto de la
humanidad), que era normal en la época de Mahoma (lo cual también es
debatible), que Mahoma fue bueno con ella y la trató bien, en fin, una serie de
argumentos verdaderamente asquerosos y que son similares a los que usan muchos
pedófilos para autojustificarse. La realidad, más allá de cualquier excusa, es
que Mahoma violó a una niña de nueve años. Otros islamólogos, conscientes de
que no existe justificación plausible a la pedofilia, dicen que la edad de
Aisha era muy superior (algunos colocándola entre los 14, 20 y hasta la cifra
increíble de 30 años) pero que en la realidad nuevamente el argumento no se
sostiene pues los mismos hadices dicen que la esposa de Mahoma todavía jugaba
con muñecas al lado de otras niñas Los musulmanes, hasta la fecha, siguen el
ejemplo de su profeta y muchos se casa con niñas preadolescentes Sabemos, por
el mismo Corán, los hadices y la historia islámica oficial, que Mahoma era un
pirata que asaltaba caravanas mecanas, un ladrón que confiscaba las propiedades
de sus enemigos exiliados, un asesino masivo que ordenó la muerte de
prisioneros de guerra ya rendidos así como los asesinatos políticos de sus
enemigos, un mentiroso que no temía falsear la verdad y engañar para lograr sus
fines, un violador que tuvo varias mujeres esclavas y que tomaba esposas del
enemigo después de asesinar a las familias de estas, y un pedófilo que tuvo
sexo con (al menos) una niña de nueve años. ¿Puede entonces considerarse que
Mahoma era un líder sectario? Veamos.
Naturaleza divina y milagrosa pero que no se puede probar.
La mayoría de los líderes sectarios se autoproclaman
personas sobrehumanas y extraordinarias, con grandes poderes divinos, inteligencia
superior y potestades milagrosas que, convenientemente, deciden no mostrar. Los
líderes sectarios convencen a sus seguidores de su supremacía espiritual sin
mostrar nunca ninguna prueba. Ni el loco de L. Ronald Hubbard, fundador de la
secta Cienciología demostró nunca que era extraterrestre como decía ser, ni
David Koresh, el fanático cristiano que provocó la masacre de Wacco, Texas,
demostró nunca que él era en efecto el Profeta de Dios, ni Sun Nyung Moon, el
coreano multimillonario que se ha enriquecido gracias a sus borregos demostró
nunca ser el “Tercer Adán” y la Segunda Venida de Cristo. Sai Baba en la India
jamás demostró que era la encarnación de Shiva, etc. Así mismo, Mahoma nunca
demostró ser “el Sello de los Profetas”, es decir, el último y más importante
profeta de Alá.
Visión del mundo polarizada.
Los líderes sectarios en general manifiestan esa visión
polarizada de la sociedad “estás conmigo o en contra de mí”. Históricamente
todos los líderes sectarios lo han hecho; Jim Jones del Templo del Pueblo (que
terminó en un suicidio masivo en Guayana) y David Koresh de la Rama Davidiana
(que terminó en una masacre en Texas) concebían un mundo dominado por fuerzas
satánicas malignas y hostiles que, salvo por los miembros de su secta, estaba irremediablemente
destinado a la destrucción. Lo mismo puede decirse de otros líderes sectarios
aunque su enemigo malévolo varía; para el escritor demente L. Ronald Hubbard
eran los psiquiatras, Sun Nyung Moon eran los comunistas, para Dwight York del
Nuwaubanismo, Fard Muhammad de la Nación del Islam, Yahweh ben Yahweh de la
Nación de Yahweh y el francés Capo Chichi de la Tribu KA (todas sectas de
supremacismo negro) el Mal estaba representado por los blancos. En todos los
casos el Mal debía ser destruido a toda costa, debe ser odiado y repudiado, la
violencia contra estos enemigos es totalmente justificada y, aquellos que no se
alineen absolutamente a las decisiones del “Profeta”, aquellos que no cumplan
devotamente todas sus órdenes, que cuestionen sus directrices, son cómplices
del Mal, son traidores infiltrados que deben ser igualmente destruidos.
Manipuladores y farsantes.
Los líderes sectarios también son mentirosos, como Mahoma lo
fue, alegando que era descendiente de Abraham o usando engaños para asesinar a
sus enemigos. L. Ronald Hubbard aseguró haber sido iniciado por la tribu
Blackfoot americana (aunque dicha tribu lo niega) cuando era un niño de seis
años, dijo haber sido condecorado con cientos de medallas cuando fue militar
(lo cual resultó falso según registros del Ejército estadounidense), dijo haber
sido ingeniero y doctor en física nuclear cuando en realidad nunca terminó la
universidad debido a sus bajas calificaciones. Si recibió un doctorado
honorario de la Universidad de la Secoya de la que él era el dueño y que fue
cerrada por emitir títulos falsos y, bueno, también aseguró ser de origen
extraterrestre lo cual evidentemente era mentira. Dwight York, líder de la
secta del Nuwaubianismo, decía ser hijo de un aristócrata sudanés y una egipcia,
cuando la verdad es que era un negro pobre de Boston. Cuando fue arrestado y
enjuiciado por pedofilia, aseguró contar con inmunidad diplomática por ser
liberiano y que era de origen Cherokee, todo lo cual era falso. Vemos entonces
como las falacias imaginativas y absurdas que utilizan los líderes sectarios
como Mahoma para engrandecerse son un mecanismo muy común de control.
Enriquecimiento.
Muchos líderes sectarios se volvieron multimillonarios
gracias a sus sectas y explotando a sus seguidores. L. Ronald Hubbard falleció
en la opulencia con una fortuna personal de cientos de millones de dólares
gracias a que la Cienciología que él fundó cobra sumas astronómicas por sus
cursos disparatados para aprender a sacar “el extraterrestre que tenemos
dentro”. Sun Nyung Moon es también millonario gracias a las donaciones masivas
de sus adherentes en la Iglesia de la Unificación. Mahoma también logró
acumular una gran fortuna, después de todo era un pirata que saqueaba caravanas
mercantiles, confiscó los bienes de sus enemigos derrotados y vivió a costa de
sus seguidores.
Perversiones sexuales.
Nuevamente, aprovechándose de su posición, los líderes
sectarios no solo acumulan dinero sino mujeres, usualmente más jóvenes. L.
Ronald Hubbard estuvo casado varias veces, las dos últimas con mujeres mucho
más jóvenes que él, usualmente con la mitad de su edad y que rondaban los
veinte años. Moon también es famoso por su gusto por las jovencitas, por su
esposa que tiene edad para ser su hija y porque le da la “salvación” a varias
moonistas jóvenes mediante el sexo. David Koresh tenía una decena de esposas,
al igual que Yahwéh ben Yahwéh de la Nación de Yahweh que tuvo múltiples
esposas, algunas adolescentes. Es común que los líderes sectarios tengan muchas
más esposas que sus seguidores, a quienes a veces solo se les permite tener una
o ninguna, y que incluso se adueñen de las esposas de sus fanáticos. Mahoma
tuvo 11 esposas al mismo tiempo y más de 20 concubinas cuando el Islam solo
permite tener un máximo de 4 esposas por hombre, y le quitó la esposa a su hijo
adoptivo así como una prisionera cautiva a uno de sus seguidores llamado Thaib.
Pedófilos.
Una de las características de un líder sectario es que es un
abusador sexual, normalmente de personas menores de edad y que logra usar su
control psicológico en sus seguidores para convencerlos de que es perfectamente
legítimo que perpetre estos actos monstruosos, ya que el “Profeta” actúa por
inspiración divina, y se encuentra más allá de las leyes humanas normales, pues
él responde solo a Dios o, más aún, es Dios. Dwight York, afroamericano
estadounidense cantante de Hip Hop, luchador de los derechos civiles,
supremacista negro y líder sectario, fundador de la religión del Nuwaubianismo
de profundo odio racial anti-blanco, que (firme heredera de la Nación del Islam
y los Black Muslims de donde derivaba) consideraba al “diablo blanco” inferior
a los negros y enemigos mortales de estos, convenció a los miembros de su secta
que como Profeta tenía derecho a tener esposas de cualquier edad, y fue
condenado por abusar de niños de hasta 4 años de edad. David Koresh, el de la
Rama Davidina, la secta texana conformada por muchas familias con niños
pequeños que terminaron muertos en un incendio causado por el combate con el
FBI, tuvo múltiples esposas algunas de hasta 11 años de edad. L. Ronald
Hubbard, padre del culto extraterrestre de la Cienciología tenía varias
asistentes adolescentes que lo atendían como esclavas mientras vivía junto a su
secta en el barco Apolo escapando de las autoridades. Sathia Sai Baba, gurú de
la India, también fue acusado de abusar de varios niños.
Por supuesto que los devenires sexuales con menores de todos estos “profetas”
como Hubbard, Koresh, Moon y Alamo se hacen con la aprobación de su esposa,
pues los profetas pueden ser polígamos, al igual que Mahoma (el Islam solo
permite tener cuatro esposas, pero a Mahoma se le toleró tener una docena)
Conclusión: Mahoma era para toda definición sociológica,
psicológica y religiosa un líder sectario tan detestable como los muchos que
pululan en estas épocas degeneradas.
A veces se coloca a Mahoma como uno de los grandes
fundadores religiosos y líderes espirituales de la historia, junto a Buda y
Jesús pero ¿merece estar al lado de estos dos? La vida de Mahoma no puede ser
más diferente a la de Buda y Jesús, quienes fueron verdaderos sabios, nunca
cometieron ningún acto de violencia, vivían modestamente y de forma casi
ascética (o ascética en algunas etapas), predicaron el amor y la paz y
practicaron lo que predicaron con su propio ejemplo. En cambio ¿Cómo pueden los
mahometanos condenar el robo, la mentira, la pedofilia o el incesto si su
profeta lo practicaba? ¿Cómo puede el Islam ser una religión de paz si su
creador era un asesino violento y desalmado?
¿Puede inculparse a toda la civilización islámica tener una
actitud global similar a la de su padre y fundador? pues evidentemente no.
Probablemente muchos mahometanos no cometan las atrocidades de Mahoma, aunque
defiendan su imagen como sagrada e intocable. Sin embargo es notorio que muchos
de los horrores que han sido reportados como frecuentes en ciertas partes del
mundo islámico, la actitud violenta del Islam frente al Yihad, el trato a la
mujer y la niña como sujetos sexuales y las disposiciones del Corán para
disponer de esclavos, de botines de guerra (incluyendo mujeres) y del
ajusticiamiento sangriento de cualquier que blasfeme contra el Islam y su
profeta, están arraigadas en la misma vida y obra del criminal llamado Mahoma.
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