La ultra derecha del mundo, es decir los fascistas y los actuales neo nazis, nunca tuvieron ni manifestaron simpatía por Israel o los judíos.
Respecto a la izquierda, la situación es distinta. Hasta el año 1967 la izquierda manifestaba gran simpatía a Israel, debido a su régimen socialista, al extraordinario experimento de igualdad social que era el kibutz, y principalmente a su imagen de un país, pequeño pero valiente, amenazado por poderosos enemigos.
Pero en 1967―para ser más exacto el 11 de junio de 1967, el día siguiente a los seis días que le demoró a Israel triunfar sobre los ejércitos de Egipto, Jordania y Siria―todo cambió. A pesar del título del libro que el humorista Efraín Kishón publicó en 1968, "Disculpen que ganamos", los izquierdistas no perdonaron a Israel su aplastante victoria.
Hoy, la ultra derecha en el mundo casi no existe. Máximo, puede contar con un puñado de lunáticos a quienes nadie hace caso. El verdadero, genuino, obsesionado, apasionado y elocuente odio a Israel, se encuentra hoy en la izquierda, en la cual están enquistados periodistas, columnistas, escritores, artistas, activistas de derechos humanos, académicos, y feministas, judíos y no judíos, israelíes y no israelíes. Ese odio tiene relación directa con el nivel de la ideología, mientras más se acerca a la ultra izquierda, más se agudiza.
Para la izquierda la injusticia del mundo se encuentra únicamente en las acciones de Israel. El hecho que China ocupa Tibet y deliberadamente está cambiando su demografía no les interesa ni les preocupa.
Las acciones de Assad contra su propio pueblo no merecen un minuto de su tiempo. No protestan cuando los musulmanes masacran a cristianos en Sudán y en Nigeria.
El hecho de que los palestinos limpian su honor matando a mujeres, linchan a los acusados de ser "colaboradores" y disparan cohetes, no a bases militares sino a poblaciones civiles, les parece justificado.
No ven contradicción entre la declaración de Mahmoud Abbas que no permitirá la presencia de un solo judío en su futuro estado palestino y el hecho de que en Israel viven un millón de árabes que tienen todos los derechos que les otorga su condición de ciudadanos.
Las siguientes son algunas de las razones que explican el odio de la izquierda a Israel:
• La izquierda sólo siente simpatía a los judíos cuando son víctimas. Judíos con armas, tanques y aviones de combate son harina de otro costal.
• La izquierda es universalista y anti-nacionalista. Los judíos de Israel son un ejemplo de un pueblo que se considera a si mismo nación.
• La izquierda cree firmemente en el relativismo cultural. Para los izquierdistas no existe la superioridad de una cultura sobre otra. Si, por ejemplo, la cultura islámica permite apedrear a muerte a mujeres acusadas de adulterio, hay que respetar esa expresión cultural, y no imponer la tolerancia del occidente. El hecho que Israel, un país de cultura occidental, se ha convertido en un país próspero y adelantado mientras que sus vecinos árabes continúan en el atraso y la pobreza, les molesta porque es prueba de que no todas las culturas son iguales y que la teoría del relativismo cultural está equivocada.
• La izquierda cree en el relativismo moral. Una persona objetiva, si compara a Israel―su democracia, su prensa libre, su sistema de justicia, su absorción de inmigrantes sin distinción de origen ni color de la piel, su tolerancia y aceptación de homosexuales, la igualdad de los sexos―con los países vecinos, dictatoriales, intolerantes y corruptos, diría que Israel sale mejor parado en la comparación. Pero, los izquierdistas demandan perfección y utilizan distintos standards para juzgar a Israel y a los árabes. A Israel le exigen todo y le critican todo, a los árabes no les exigen nada y no les critican nada.
• La izquierda es anti-capitalista y anti-globalización, y, por lo tanto odia al Israel de hoy, país capitalista, de alta tecnología.
• La izquierda es elitista y totalitaria, y sus ideólogos consideran que son capaces de manejar la sociedad con más inteligencia que la gente ordinaria, hacia la cual sienten menosprecio. La izquierda, especialmente la ultra-izquierda, es básicamente anti-democrática. Israel, con todas sus imperfecciones, es la única democracia en el Medio Oriente.
• El hecho de que Israel se considera un estado judío es prueba de su "racismo", como no lo es el hecho de que los países árabes se consideran a si mismos países árabes e islámicos.
• La izquierda, por ignorancia o tergiversación deliberada de la historia, acusa a Israel de ser un estado colonialista. Considera que Israel es una punta de lanza del occidente en el mundo árabe, ignorando que millones de israelíes descienden de judíos que, durante milenios, vivieron continuamente en territorios que, posteriormente, fueron conquistados por los árabes, hasta que se vieron obligados a huir o fueron expulsados en 1948 y los años siguientes.
• Algunas iglesias cristianas, de simpatías hacia la izquierda, tratan de evadir responsabilidad por el Holocausto, (no intervinieron ni protestaron cuando los nazis exterminaban a los judíos), y limpian su conciencia acusando a Israel, el país judío, de terribles crímenes, similares a los de los nazis: genocidio, ocupación brutal y violación de derechos humanos.
• Las mismas iglesias consideran que atacar a Israel es la mejor forma de defender a la minoría cristiana que vive en los países árabes, frecuentemente discriminada y perseguida.
• La izquierda es anti-religión y desprecia a los que se basan en la Biblia, la religión y la historia para justificar el apego de los judíos a la tierra de Israel.
• Es más fácil y menos peligroso criticar a Israel que a los islámicos, como lo demuestran muchos casos, tales como los disturbios causados por las caricaturas de Mahoma y el asesinato del holandés Theo Van Gogh en las calles de Ámsterdam.
• La izquierda se considera a si misma moralmente superior, y automáticamente apoya, simpatiza y justifica el lado que considera "débil", "pobre" y "oprimido", que, en este caso, son los palestinos.* Para la izquierda el lado "débil" siempre es el "bueno" y no se le puede ni se debe criticar sus acciones.
Disparar a poblaciones civiles, a vehículos escolares, esconderse tras escudos humanos, adentro de mezquitas u hospitales, todo esto se explica, se entiende y se justifica, porque "es la única forma de que el débil se defienda frente al fuerte".
Respecto a los judíos de ultra izquierda, anti-sionistas, pro "estado único bi-nacional", recordemos que durante la Edad Media los judíos podían escapar de la persecución y discriminación convirtiéndose al cristianismo y liderando, en muchos casos, los ataques contra sus ex–correligionarios.
Esto no les fue posible durante la época nazi, cuando el anti-semitismo era racial, pero hoy, cuando el antisemitismo religioso se ha mutado en antisemitismo ideológico, nuevamente es factible. Es fácil para un izquierdista judío ganar popularidad, aumentar la venta de sus libros, y recibir invitaciones a dar conferencias, si es anti-Israel. Sus ataques a Israel ayudan a los izquierdistas no judíos a justificar su odio al estado judío.
Los israelíes anti-sionistas, muchos de ellos periodistas y académicos, simpatizan con las aspiraciones nacionales de los palestinos y detestan las aspiraciones nacionales de los judíos. Son universalistas y anti-nacionalistas sólo cuando se trata de Israel y de los judíos, no cuando se trata de los palestinos y de los árabes.
Es curioso que, en su afán de destruir Israel, como estado judío, y sustituirlo por un estado bi-nacional donde los árabes tendrían mayoría demográfica, no se les ha ocurrido pensar como vivirían ellos en una sociedad anti-democrática, como escribirían los que son periodistas, y como enseñarían los que son académicos en una sociedad regida por la ley Shaaría donde todos los no musulmanes son considerados dhimmis, ciudadanos de segunda categoría.
* La Torah, en numerosos párrafos, defiende a los pobres y oprimidos, pero también advierte a los jueces que no deben automáticamente favorecer a los pobres debido a su pobreza, sino juzgar cada caso de acuerdo a los hechos. Ver Levítico 19:15
Dob Benasher
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