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La estrategia militar de Hamás es paralizar el sur israelí con misiles de corto y mediano alcance, mientras lanza misiles de fabricación iraní sobre Tel Aviv.
Con nuestra precisa fuerza aérea, excelente servicio de inteligencia y un comprometido ejército formado por ciudadanos, podemos defendernos de esos peligros. Hemos invertido miles de millones de dólares en refugios anti-bomba y sistemas de alerta inmediata y, junto con una generosa ayuda de Estados unidos, hemos desarrollado la batería anti-misiles más avanzada de la historia. Con todo su estruendo, Hamás no amenaza la existencia de Israel.
Su propósito es convertir los legítimos actos de autodefensa de Israel en crímenes de guerra.
Pero Hamás tiene también una estrategia mediática. Su objetivo es hacer que los incomparables esfuerzos israelíes para minimizar las bajas civiles en Gaza se vean como un fuego indiscriminado sobre mujeres y niños, pervertir el legítimo derecho de Israel de defenderse y transformar estos actos en crímenes de guerra. Sus objetivos son aislar a Israel internacionalmente, e imposibilitar que se defienda de quienes tratan de matar a nuestros ciudadanos y de deslegitimizar al estado judío. Hamás sabe que no puede destruirnos militarmente, pero cree que puede hacerlo por medio de la prensa.
Al reportar las muertes palestinas, la prensa falló constantemente en notar que alrededor de la mitad eran terroristas, y que esa proporción de acuerdo a los estándares militares actuales es bastante baja – mucho más baja que la de la campaña militar de la OTAN en los Balcanes, por ejemplo. La prensa también enfatiza la disparidad entre la cantidad de muertes israelíes y palestinas, como si Israel debiera ser penalizado por invertir miles de millones de dólares en defensa civil y sistemas de detección temprana, y Hamás exonerado por invertir en bombas en lugar de hacerlo en refugios anti-bomba. Al igual que en la última campaña israelí en contra de Hamás, en 2008-2009, la palabra "desproporcionalidad" ha sido utilizada frecuentemente para caracterizar los ataques militares israelíes. Pero la verdad es que, durante la operación Pilar de Defensa este año, Hamás disparó más de 1.500 misiles a Israel, y la Fuerza Aérea Israelí respondió con 1.500 bombardeos.
También se recurre al desequilibrio. "Los oficiales de la salud de Hamás dijeron que 45 han sido asesinados y 385 heridos", reportó la portada del Times. "Tres civiles israelíes han muerto y 63 han sido heridos". El mensaje es claro: Israel apunta a los palestinos, y los israelíes apenas mueren.
La prensa perpetuó la propaganda de Hamás que atribuyó el comienzo de la lucha a la eliminación de Jabari, y describió a Gaza como el área más densamente poblada de la tierra. Sin embargo, los 130 cohetes disparados a Israel durante las semanas previas a la muerte de Jabari fueron ampliamente olvidados. Y sólo para que conste: la población de Tel-Aviv es dos veces más densa que la de Gaza.
Hamás es un movimiento anti-democrático, anti-semita, anti-cristiano, anti-feminista y anti-gay dedicado al genocidio. Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea lo consideran una organización terrorista. Hamás trata de matar la mayor cantidad de civiles israelíes mientras utiliza a su propia población como escudo humano – algo que de acuerdo a la ley internacional es considerado un crimen de guerra. ¿Por qué entonces, la misma prensa libre que Hamás silencia, los ayuda con su estrategia?
La prensa gravita naturalmente hacia las historias dramáticas y altamente visuales. Reportes de 5,5 millones de israelíes reunidos todas las noches en refugios anti-bomba no pueden competir con el padre palestino entrevistado después de perder a su hijo. Por supuesto, ambos son buenos para las noticias, pero el primero cuenta una historia mientras que el segundo agita las emociones.
Eso es precisamente lo que quiere Hamás. Busca implantar un disgusto visceral por cualquier acto de autodefensa israelí, incluso cuando es producto de años de agresión inmotivada.
Hamás lucha para reemplazar las decenas de miles de llamadas telefónicas y mensajes de texto que Israel les envía a los civiles palestinos, alertándolos para que abandonen las zonas de combate, con imágenes pavorosas de palestinos sufriendo. Si Hamás no puede ganar la guerra, al menos quiere ganar la historia de la guerra.
El veterano periodista Marvin Kalb, escribiendo para la Kennedy School of Goverment de la Universidad de Harvard sobre la exitosa estrategia de prensa de los terroristas en contra de Israel, advirtió que "la trayectoria de la prensa, pasando de ser un observador objetivo a un furioso defensor", se ha convertido en "un arma de guerra moderna". Kalb cita a un experto militar norteamericano que describe cómo la percepción ha reemplazado a la realidad en el campo de batalla, y los terroristas lo saben.
Israel dará todos los pasos legítimamente necesarios para defender a sus ciudadanos. Pero nosotros sabemos que, a pesar de nuestros esmerados esfuerzos, las historias trágicas pueden emerger – historias que el enemigo exagera.
Al igual que los norteamericanos, nosotros valoramos nuestra prensa libre, pero a diferencia de los terroristas, no estamos buscando aparecer en los titulares. Nuestra esperanza es que la prensa resista la tentación de darles lo que quieren.
Washington Post
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