domingo, 27 de julio de 2014

Una cuarta parte de los niños de Gaza sueñan con convertirse en mártires (video)


Gaza entrenados para morir y aman la guerra.
Demostrando fidedignamente de qué manera exprime su perverso magín, el movimiento terrorista Hamas en Gaza organizó este año una nueva edición de los campamentos de verano para niños que iguala o supera en horrorosa y zafia pedagogía a los realizados anteriormente en la Franja.

Un artículo de Elior Levy para el diario israelí Yedihot Ajaronot, señala que el Hamas ofrece a los niños a lo largo de la Franja de Gaza, como diversión y adoctrinamiento, la oportunidad única de experimentar de primera mano la vida cotidiana y el “sufrimiento de los prisioneros palestinos detenidos en Israel”. Las actividades educativas incluyen además de los consabidos estudios coránicos, entrenamiento militar, el armado ficticio de salas de interrogación pintadas de negro, celdas de aislamiento, maniquíes esposados, caminar descalzos en un corredor sobre clavos oxidados y entre hojas de cuchillos.

La metodología educativa no resulta extraña. Según un informe de la agencia de noticias francesa AFP del 2009, Hamas, en un flagrante desprecio por el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados, pergeñado por la UNICEF, estaba entrenando una nueva generación de terroristas en Gaza, donde el 50 por ciento de la población es menor de 18 años.

De acuerdo a ese reporte, adolescentes palestinos yacían en camas de clavos, mientras otros parados sobre sus pechos, exhortaban a un niño de nueve años a exclamar, en una suerte de amalgama lúdica y luctuosa: “Nadie podrá con nosotros después que nos convirtamos en maestros de Kung Fu. Todos nos tendrán miedo”.

Hytham al-Madhun, uno de los guías del campamento, explicó que el simulacro de prisión establecido para el campamento se divide en seis habitaciones, cada una de ellas simula las condiciones de encarcelamiento de los prisioneros palestinos. La primera sala es una celda de interrogación, que es adonde son conducidos los arrestados en su primera entrada a la prisión. En esta sala, Madhun narra a los embelesados niños para cautivar sus sentidos, “la resiliencia de los prisioneros ante los interrogadores israelíes y sus amenazas y su negativa a admitir los cargos que se les atribuyen.”


Uno de los principales héroes del campo y referente para los alumnos es Ibrahim Hamed, el asesino que fue el jefe del ala militar de Hamas en Ramallah que está cumpliendo en una prisión hebrea 54 cadenas perpetuas por haber sido responsable de haber orquestado numerosos ataques suicidas en Israel que mataron a decenas de civiles. Con jactancia los guías les explican a los fascinados niños que Hamed se ha negado a dar a sus interrogadores cualquier información, incluyendo su nombre de pila.

En el escenario armado por el Hamas también hay una sala de tortura, otra que simula un hospital de la penitenciaría e incluso un pequeño patio de la prisión.

Ahmad Rantisi, uno de los organizadores del campamento de verano, dijo que su objetivo es permitir a los niños tener una experiencia tangible del sufrimiento de los prisioneros palestinos, y fortalecer su fe en la protección de la tierra palestina y el alto precio que debe pagarse. Uno de los participantes del campamento, Abed al-Aziz, relató lo que había aprendido, diciendo que “nos han enseñado acerca de los prisioneros palestinos que sufren en gran medida por el pueblo palestino y que las fuerzas de ocupación los privan de los derechos humanos que se merecen”.

El plausible respeto por los derechos humanos no es precisamente una virtud islámica. En las clases didácticas que reciben los niños en Gaza, los maestros omitieron decir que ya en 2009 la organización Amnistía Internacional acusó al grupo terrorista Hamas de cometer graves violaciones de los Derechos Humanos. Las milicias de Hamas se vengaron tras la ofensiva militar israelí de supuestos “colaboradores”, a los que sometieron a secuestros, torturas, amenazas de muerte e incluso perpetraron asesinatos premeditados de opositores y críticos.

Más de 20 personas murieron por disparos y a otras tantas quedaron afectadas de por vida tras recibir disparos en las rodillas y otras partes del cuerpo. Las víctimas fueron principalmente miembros del partido Al Fatah del presidente palestino, Mahmud Abbas, así como las fuerzas de seguridad que le son leales. Según una investigación de Al Fatah, los seguidores de Hamas mataron incluso a sus víctimas mientras eran tratadas en el hospital. Luego se deshicieron de los cadáveres en la morgue del hospital de Shifa, en Gaza, o en regiones aisladas. Amnistía exigió vanamente a Hamas que ponga fin a las muertes y que diera su aprobación a una investigación internacional.

La enseñanza a los niños en Gaza, tiene como precedente bochornoso, la que se imparte previamente en los jardines de infantes. En un jardín infantil de la Jihad Islámica en Gaza, los pequeños celebraron su graduación vistiendo uniformes de la Jihad, las Brigadas Al Quds, agitando rifles de juguetes, cantando slogans antiisraelíes y portando fotos de Fathi Shaqaqi, el fundador de la Jihad Islámica e iniciador de los ataques suicidas ultimado en octubre de 1995 frente al Hotel Diplomat en Sliema, Malta, por el Mossad.

Durante el transcurso del evento, que contó con la presencia de los familiares de los niños, muchos de ellos pertenecientes a las variopintas organizaciones terroristas palestinas, a los niños se les pidió que se parasen junto a falsos ataúdes cubiertos con banderas de las distintas facciones palestinas. Pudo escucharse a un niño, llamado Hamza que dijo: “Cuando yo sea grande voy a unirme a la Jihad Islámica y las Brigadas Al-Quds. Voy a luchar contra el enemigo sionista y disparar misiles contra él hasta que me muera como un shahid (mártir) y me una a mi padre en el cielo”.

“Me encanta la resistencia, los mártires y Palestina y quiero a mí mismo hacerme estallar con los sionistas para matarlos en un atentado suicida”. Uno de los maestros, carente de escrúpulos, fue categórico. “En cada ceremonia de graduación de kinder nos centramos en los niños para representar el papel de la lucha y la resistencia en el camino de Alá para que crezca y llegue a amar a la resistencia y servir a la causa de Palestina y la Jihad Santa, así como para que sean líderes y combatientes para defender el suelo sagrado de Palestina.

Al igual que en la escuela primaria, a los niños más chicos se los utiliza para representar cómo Israel trata a los prisioneros palestinos. Los encierran esposados en jaulas, con un “guardia” israelí que los vigila. Otro vigilante simula introducir la cabeza de un preso palestino en un cubo de agua para demostrar cómo los prisioneros palestinos son “torturados en Israel”.

Paradójicamente, el sistema penitenciario israelí, tuvo un inesperado y sorpresivo defensor. El periodista turco Adem Ozkose al ofrecer una entrevista en la oficina de su periódico, Milat, en Estambul, luego de estar detenido en Siria, acusado de espionaje -antes fue arrestado en Israel por estar a bordo del provocador navío Mavi Marmara que pretendió romper el bloqueo de Israel a Gaza- describió el centro de detención israelí como “cinco estrellas” en comparación con la cárcel de Siria, donde dormía en un suelo de hormigón, vio a prisioneros desnudos y escuchaba a la gente proferir llantos de angustia.

Los continuos y estériles llamamientos de la UNICEF recomendando, desde hace años, que los gobiernos tomen las medidas adecuadas para poner fin a la violación de los derechos de la infancia no son oídos por el Hamas, quien con la silenciosa complicidad de la comunidad internacional entrena con ahínco a los niños palestinos, para ser futuros terroristas.

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