miércoles, 27 de junio de 2012

Condón femenino con ganchos que daña y lacera a los violadores


La doctora Sonette Ehlers y el condón con ganchos
Se trata de una nueva arma de defenza para las mujeres. Es nada más y nada menos que un diafragma o condon femenino que tiene unos ganchos internos como si fuesen dientes y que funciona para evitar las violaciones. El condón se conoce como Rape-Axe y fue creado por la doctora sudafricana Sonette Ehlers.

Este invento se coloca en la vagina de la misma forma en que se pone un tampón. ¿Qué pasa ante una violación? El sistema de ganchos diseñado atrapa y daña el miembro del agresor.


Es como una mordida que detiene y lastima al violador. La herida es peor cuando el abusador intenta sacar el pene de la vagina. Así el violador queda imposibilitado de orinar y de caminar.
Sólo los médicos pueden retirarlo del miembro.


Ante un ataque el condón neutraliza al agresor y le da tiempo a la mujer de escapar. El mismo preservativo previene, además, enfermedades y embarazos.
Lo bueno es que la mujer no sufre heridas de ningún tipo en la vagina ya que es imposible que el preservativo se de vuelta.

La creadora se inspiró en el caso de una mujer violada que llegó a la guardia del hospital donde trabajaba. Y la víctima le dijo: “Si hubiera tenido unos dientes ahí abajo…”.

La doctora fue inspirada por muchos casos de violaciones de género y nos explico que en Africa y en muchos paises Islamicos “La violación es un arma de guerra psicológica que se usa para atemorizar y someter a la población. Hay violaciones masivas regulares de mujeres en aldeas enteras y asesinatos de hombres”

Con terapia psicológica y ayuda, que incluye formas para generar ingresos, por ejemplo el equipo de Nabintu en el Congo trata de ayudar a las sobrevivientes a reintegrarse a la sociedad.
“Tenemos un doble problema porque la mayoría de las mujeres son rechazadas por sus familias. Entonces también tratamos de ayudarlas a ser independientes desde el punto de vista económico”, indicó Nabintu.Se trata de una nueva arma de defenza para las mujeres. Es nada más y nada menos que un diafragma o condon femeninos que tiene unos ganchos internos como si fuesen dientes y que funciona para evitar las violaciones.

El condón se conoce como Rape-Axe y fue creado por la doctora sudafricana Sonette Ehlers.

Este invento se coloca en la vagina de la misma forma en que se pone un tampón. ¿Qué pasa ante una violación? El sistema de ganchos diseñado atrapa y daña el miembro del agresor.
Es como una mordida que detiene y lastima al violador. La herida es peor cuando el abusador intenta sacar el pene de la vagina. Así el violador queda imposibilitado de orinar y de caminar.
Sólo los médicos pueden retirarlo del miembro.
Ante un ataque el condón neutraliza al agresor y le da tiempo a la mujer de escapar. El mismo preservativo previene, además, enfermedades y embarazos.
Lo bueno es que la mujer no sufre heridas de ningún tipo en la vagina ya que es imposible que el preservativo se de vuelta.
La creadora se inspiró en el caso de una mujer violada que llegó a la guardia del hospital donde trabajaba. Y la víctima le dijo: “Si hubiera tenido unos dientes ahí abajo…”.
La doctora fue inspirada por muchos casos de violaciones de género y nos explico que en Africa y en muchos paises Islamicos “La violación es un arma de guerra psicológica que se usa para atemorizar y someter a la población. Hay violaciones masivas regulares de mujeres en aldeas enteras y asesinatos de hombres”
Con terapia psicológica y ayuda, que incluye formas para generar ingresos, por ejemplo el equipo de Nabintu en el Congo trata de ayudar a las sobrevivientes a reintegrarse a la sociedad.
“Tenemos un doble problema porque la mayoría de las mujeres son rechazadas por sus familias. Entonces también tratamos de ayudarlas a ser independientes desde el punto de vista económico”, indicó Nabintu.
Una de sus pacientes es una adolescente. Hace tres años, hombres armados ingresaron a su casa en Bunjakiri, 80 kilómetros al noroeste de Bukavu, la violaron y asesinaron a sus padres frente a ella.
“Me secuestraron, me violaron varias veces y me golpearon; me tuvieron de rehén obligándome a trabajar en el campo para ellos”, relató la muchacha hoy de 17 años. Al mes de cautiverio, cuando logró escapar, ya estaba embarazada.
Ahora vive en Dorcas House con su hija de dos años llamada Baraka, (bendición, en swahili), pese a ser producto de una violación. Con ayuda psicológica, supera de a poco el trauma y pudo regresar a la escuela.
El apoyo que ha recibido le ha dado nueva esperanza. “Cuando termine la secundaria quiero estudiar medicina para curar gente”, señaló.
Pero la mayoría de las mujeres y adolescentes se las tienen que arreglar con mucho menos. Unas 17.500 personas fueron violadas en RDC, unas 48 al día, según un informe no publicado del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

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