viernes, 10 de agosto de 2012

Fanáticos musulmanes en Rusia mantuvieron niños encerrados bajo tierra durante mas de 10 años

Estos son los túneles donde estos fanáticos tenían los niños
 Nota con video  - Recibían las órdenes de un anciano de 83 años, no conocían la luz solar y vivían en condiciones paupérrimas.
Una secta mantuvo durante diez años bajo tierra a más de 20 chicos, de entre 18 y 17 años junto a sus padres en Kazán, capital de de la república rusa de Tartaristán.

"Los chicos no tenían contacto con el mundo exterior, no fueron a la escuela, no fueron a instituciones médicas, lo que constituye la peor de las violaciones de los derechos del niño", aseguró un portavoz del Ministerio del Interior de Tartaristán.

En la mayoría de los casos, las 60 personas cautivas por la secta no conocían la luz solar y permanecían en condiciones paupérrimas en habitaciones que parecían celdas en siete plantas de una especie de bunker con forma de laberinto.   

El líder de la secta, Faisrajman Satarov, será investigado ahora por imponer durante años "un Estado con sus propias normas".


El anciano de 83 años está acusado de reclutar niños y adultos y de obligarlos a cumplir sus órdenes además de entregarles todos sus recursos financieros, según informó el matutino.




"El estado de los chicos es satisfactorio. Todos fueron alimentados (por la secta), aunque estaban muy sucios", dijo la directora de uno de los hospitales donde permanecen los chicos.


Satarov el "profeta" parloteando profundas sandeces
Los niños tienen entre 18 meses y 17 años y la mayoría de ellos nació dentro del refugio del que ninguno de ellos había salido nunca hasta ahora. 

El responsable de la protección de menores del gobierno tartaristaní, Pavel Astajov, dijo a la agencia rusa Ria Novosti que "los niños fueron ingresados en un hospital y posteriormente irán a orfanatos" y aclaró que "los niños podrían regresar con sus padres tras una larga terapia". 

El refugio subterráneo ubicado en las afueras de Kazán, la capital tartaristaní, no contaba con aire fresco, luz solar, electricidad o calefacción, y las habitaciones estaban distribuídas en siete niveles. 

Las autoridades de Tartaristán, país de mayoría musulmana, investigan ahora al líder de la secta, Faisrajman Satarov, de 83 años, por "haberse tomado la ley por su propia mano", según informó la agencia alemana DPA. 

Las mujeres dieron a luz a sus hijos en este complejo y las clases las impartía el propio "profeta" Satarov. 

Sus seguidores no podían abandonar el lugar ni mantener contacto con el exterior a excepción de unos pocos. 

De acuerdo con los medios, Satarov tuvo su primera visión ya en 1964 y se autocalificó profeta a fines de los años 80. En 1996 compró un recinto de unos 700 metros cuadrados a las afueras de Kazán. 

Los seguidores de Satarov en esta ciudad a orillas del Volga y ubicada 800 kilómetros al este de Moscú han amenazado con "el fin del mundo" si las autoridades no les devuelven a sus hijos y anunciaron que opondrán resistencia contra la demolición de la vivienda de su profeta, construida de forma ilegal. 

Hasta ahora ninguno de los responsables de la secta fue detenido, aunque contra los padres de los niños se abrió una investigación por maltrato. 

Los "faisrajmanistas" habían desaparecido en 2001, y según un diario local el motivo habían sido las deudas contraídas por el grupo. 

En los muros que rodeaban el recinto, ubicado cerca de una línea ferroviaria, había una mezquita pequeña, además la secta tenía una fuente de agua propia e incluso un dispensador de diesel. 

Las autoridades descubrieron el búnker bajo tierra cuando un comando especial asaltó el recinto por sospechas de terrorismo en el marco de la investigación del asesinato de un religioso islámico

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